Soy Antonio, el de "Atame", no me mates!

Parece que los años le han sentado bien a Almodovar. Uno podría decir que ha madurado, que ha dejado de lado su gusto por personajes torturados pero encantadores con los cuales se terminaba congraciando en los finales de sus películas. Bueno al menos ese fue el destino de Ricky en Atame. Uno podría pensar que a lo igual que Vera en La Piel que Habito, Pedro se ha sentado a meditar y ha dejado la locura fuera, viendola ahora como el espanto que es.
En los tiempos que corren Ricky sería un Pscicopata que se merece la carcel o la muerte, pero no el amor como en aquel entonces de Atame.

Vicente viene a representar la inocencia, el que se equivoca por tonto nomás pero que está lejos de toda malicia; quiere vivir la vida asi normal, sin sobresaltos, con amor, sexo y algo de drogas y rock and roll. El no conoce de tragedias amorosas y no tan amorosas, a diferencia de Robert, él no sabe de accidentes mortales, de traiciones de gente que te deja y aun asi la salvas y aún deciden suicidarse. No Vicente es un nene que vive protegido en su casa y con mamá dandole la teta. Y a diferencia de Marina, el personaje de Atame que valga la paradoja (por lo menos para mi) también es raptada, es capaz de verle algo a su raptor, es capaz de enamorarse de él.
Este personaje privado de su libertad, Vicente, no sólo es privado de ello sino también de su identidad sexual y quizás por ello reaccione diferente a Marina. Jamás se sentirá una mujer, por no decir, jamás cambiará su orientación sexual por la ocurrencia de un demente como Robert, que paradojicamente le da vida el actor Antonio Banderas.

Otrora personajes como estos hubieran sucumbido ante la pasión, cambiado su orientación sexual y gozar como locos...de la vida claro. Pero esta vez, Pedrito decidió sentenciar la demencia a muerte.

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